Continuando con el post anterior sobre los beneficios del pilates, hoy vamos a tratar un beneficio que no notaremos por fuera, sino por dentro, hablamos sobre la mejora de la concentración
Vivimos en una sociedad en la que todo es visual e inmediato, somos incapaces de mantener la atención más del minuto que dura un vídeo de Tik Toko los segundos que vemos una foto de Instagram, editada hasta el absurdo. Pilates es un oasis entre todos estos estímulos, un buen profesor nunca hace los ejercicios, se mueve entre sus alumnos para indicar las correcciones consiguiendo una constante fluidez y concentración en toda la sesión, de esta manera, el alumno termina la clase con la sensación de haber participado en una coreografía para la que no ha ensayado previamente.
Dejamos de lado la vista para centrarnos en el oído y la propiocepción (saber dónde se sitúa en el espacio, cada parte de nuestro cuerpo), así que cierra los ojos y céntrate en sólo dos cosas: la voz de tu profesor y tu propio cuerpo.
Cuando uno adquiere cierto bagaje en la profesión se da cuenta de que la gente no sabe escuchar, eso repercute negativamente en la práctica de pilates y en multitud de cosas en nuestro día a día. Por eso pilates es mucho más que soltar un decálogo de ejercicios inconexos, no todo el mundo vale para dar clase, debe tener bases de anatomía, saber describir, entonar y transmitir.
Esta mezcla de tensión, por estar atento para no perder ningún detalle, y relajación, vaciar la mente y centrarte sólo en tu cuerpo, es la combinación perfecta en la que se para el tiempo y por fin dejamos descansar nuestra fatigada vista para darle protagonismo al resto de sentidos.
Redactado por: Alejandro Aguilera Suárez, fisioterapeuta e instructor de pilates.